«EL CONDE»: LA MONSTRUOSIDAD COMO COARTADA

Al contrario de lo que quisiera la película, Pinochet no fue una figura mefistofélica e inmortal nacida en la Francia del siglo XVIII, sino un ser de carne y hueso que rigió con mano de hierro el país gracias a la complicidad de amplios sectores de la población, particularmente la alta burguesía. Su soledad es aún menos creíble que ver a un vampiro con uniforme de capitán general sobrevolando Santiago. Pinochet nunca estuvo solo: lo rodeó siempre una corte de aduladores que Larraín omite. El filme entero sirve como un artefacto de desmemoria.

«EL CONDE»: LA MONSTRUOSIDAD COMO COARTADA Leer más
Translate »
Instagram