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NOSFERATU, CIEN AÑOS DE VIDA ETERNA
Difícil que haya una película con más herederos que esta, la inaugural de un género que confirma una de nuestras características principales como humanidad: el gusto por la sangre.
Difícil que haya una película con más herederos que esta, la inaugural de un género que confirma una de nuestras características principales como humanidad: el gusto por la sangre.
Hay temas y relatos que parecen no conocer el ocaso de sus posibilidades. Puede que ser porque continúan siendo ejemplos de una permanente conducta social y que, por lo tanto, vuelven al presente para señalarnos lo que repetimos como error, una y otra vez.