Lynne Ramsay (Glasgow, Reino Unido, 1969) regresa con una película que se hunde en el abismo emocional de la maternidad. Die My Love evita explicar la locura, prefiere mostrarla desde dentro con una cámara que late al ritmo de una mente en crisis. Cada plano vibra con una intensidad que transforma el dolor en experiencia sensorial.
Se sabe poco de los personajes antes de llegar a la casa en Montana. Ramsay elimina cualquier pasado que los defina. Solo vemos a una pareja, Grace y Jackson -interpretado por Robert Pattinson (Londres, 1986)-, quien hereda la vivienda del tío fallecido. Al principio parecen vitales, juguetones y felices. El nacimiento de su hijo altera ese equilibrio, el juego se apaga, la vida cotidiana se vuelve pesada y silenciosa.
Grace es escritora, aunque su impulso creativo parece haberse extinguido. En la casa no escribe, apenas piensa en hacerlo. La maternidad interrumpe esa parte de sí y deja en su lugar una energía contenida, imposible de canalizar. Ramsay muestra esa distancia con una sutileza brutal. El deseo de escribir persiste como un eco, pero la vida doméstica lo borra todo. Solo en los últimos momentos, cuando el colapso ya es inevitable, surge un gesto que sugiere una mínima recuperación mínima de esa voz interior, casi como un acto reflejo de supervivencia.
Jennifer Lawrence (Kentucky, EEUU, 1990) entrega una actuación visceral y desbordante. Su cuerpo es el lenguaje principal de la película; se mueve con energía animal, cada gesto expresa deseo, rabia y cansancio. No interpreta la locura: la habita. Su sola presencia sostiene la tensión emocional de la historia. Es salvaje, errática, impredecible.

Ramsay aborda la pérdida de identidad con precisión. Grace no odia a su hijo, rechaza la pérdida de sí misma. La cámara observa sin juzgar. El sonido refuerza la sensación de asfixia: zumbidos, respiraciones, ladridos, el llanto lejano del niño. Todo remite a una mente saturada, incómoda, incapaz de encontrar silencio.
El montaje fragmentado rompe cualquier idea de continuidad o tiempo lineal. Ramsay ordena los fragmentos como impulsos. Lo real y lo imaginario se confunden, sometiendo al aspecto a la desorientación de Grace. La estructura responde al ritmo del delirio y refleja su estado mental más que su historia.
SIN BUSCAR SENTIDO
La fotografía de Seamus McGarvey (Reino Unido, 1967) refuerza la sensación de encierro. El paisaje está dominado por tonos grises e iluminado por una luz enferma. El formato de pantalla estrecha el espacio y acentúa el encierro que viven los personajes. Ramsay transforma la casa en una prolongación del cuerpo y la mente de la protagonista. La música irrumpe con violencia, como una descarga emocional: los acordes de la canción Man, de Yeah Yeah Yeahs, irrumpe como un rugido que corta el silencio.
Die My Love retrata la crisis sin buscar sentido, en un ritmo circular que puede desconcertar al espectador. No hay superación ni alivio, Ramsay muestra la erosión de una identidad atrapada entre la maternidad y el deseo. La escena del bosque en llamas resume esa tensión. Grace avanza hacia el fuego con determinación, como quien acepta su destino. No busca salvarse, solo sentir que aún existe. La locura se vuelve su única forma posible de resistencia.

Desde We need to talk about Kevin (2011), Ramsay ha demostrado una sensibilidad única en su exploración de la violencia interior, y aquí lleva esa mirada al extremo. No hay discursos ni diagnósticos. Solo imágenes que exponen la fractura entre mente y cuerpo. Lo doméstico se vuelve una amenaza. La maternidad, un territorio incierto.
Die My Love no retrata la depresión posparto como un caso clínico, la presenta como una experiencia existencial. Ramsay filma la disolución del yo. No hay moraleja, solo la certeza de una caída sin retorno.
El resultado es una película feroz e intensa, en la que Ramsay convierte el delirio en lenguaje y la maternidad en espejo. Grace encarna la fractura entre la mujer que fue y la madre que ahora existe, sin reconciliación posible. El fuego, el llanto y la carne definen un paisaje mental en ruinas. Die My Love no cierra heridas: las deja abiertas, como cicatrices que siguen respirando en un cuerpo que arde.
Die My Love. Dirección: Lynne Ramsay. Guion: Lynne Ramsay, Enda Walsh y Alice Birch. Reparto: Jennifer Lawrence, Robert Pattinson, LaKeith Stanfield, Nick Nolte, Sissy Spacek. Dirección de Fotografía: Seamus McGarvey. Montaje: Toni Froschhammer. Dirección de Arte: Tim Grimes. Música: George Vjestica, Raife Burchell y Lynne Ramsay. Casas Productoras: Black Label Media; Excellent Cadaver; Sikelia Productions. Drama / Thriller psicológico. 119 min. Estados Unidos. 2025.
