EL MARKETING DEL KPOP

Inicialmente la Ola Coreana, o Hallyu, comenzó para el público chileno con series que fueron transmitidas por canales abiertos como Mega o TVN, siendo la más famosa Boys over flowers, en 2012. Desde entonces, cada vez más personas se interesaron en los productos del país asiático; y bien digo productos, porque el interés no se limitó solamente a películas, o series, sino que también a su música, cosméticos, comida e incluso su idioma. Y esa atracción ha ido creciendo.

La fascinación por lo coreano no es un fenómeno limitado a Chile. El fuerte desarrollo en sus industrias culturales –una estrategia que comenzó hace muchos años– es una de las razones por la que Corea del Sur se ha posicionado como un país relevante a nivel mundial. Al explosivo aumento de turistas en sus tierras durante los últimos años, se puede sumar el éxito internacional de sus grupos musicales, siendo un claro ejemplo la banda BTS, que causó revuelo al ganar un Grammy en Estados Unidos. Y, cómo no, también al triunfo de la película Parasite, de Bong Joon Ho, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en 2020. Es en este contexto que La niña de mis ojos ingresó a la cartelera local.

El filme es un remake de una comedia romántica taiwanesa (dirigida en 2011 por Giddens Ko, quien en esta versión es uno de los guionistas), inspirada a su vez en una novela semiautobiográfica del mismo Giddens. Este filme marca el debut de Cho Young-Myoung como directora en el formato de largometraje. La historia sigue a dos adolescentes: ella es una estudiante modelo y él, un chico alegre despreocupado de los estudios y de su futuro. A pesar de sus diferencias, entre ellos surge una amistad que se transforma lentamente en amor. A lo largo de la película, estos personajes y su grupo de amigos pasan de la adolescencia a la adultez, mientras cada uno intenta alcanzar sus sueños.

Aunque la premisa no es particularmente innovadora, generó gran interés entre el público, y esto se debe en gran parte a sus actores principales. Jinwoo, el protagonista, es interpretado por Jung Jinyoung, exintegrante del grupo de K-pop B1A4, quien ya ha sido reconocido por su actuación en otras series, siendo la más reciente Mi primer amor de verdad de Netflix. Por otro lado, Seon-ah, la coprotagonista, es interpretada por Kim Da-Hyun, miembro del famoso grupo femenino de k-pop TWICE, lo que provocó mucha expectativa, ya que este filme es su debut en la pantalla grande.

La estrategia de poner cantantes a actuar no es nueva. La industria cultural coreana cuenta con un marketing muy complejo en el que sus artistas están presentes en diversas líneas artísticas. Por ejemplo, es común que los cantantes de K-pop, conocidos como idols, se presenten también como actores, locutores de radio e incluso presentadores de programas.

Por otro lado, la estrategia de los artistas coreanos busca generar una sensación de cercanía con sus fans. Para lograrlo emplean diversas tácticas, como realizar transmisiones en vivo en las que conversan con sus seguidores, organizar reuniones conocidas como fan meetings, donde los artistas firman autógrafos y charlan con sus admiradoras, o producir programas de televisión centrados en el grupo, lo que permite conocer más a fondo a cada uno de sus integrantes. Esta estrategia provoca una conexión especial con los fanáticos a nivel mundial, haciendo que las personas consideren a los idols como figuras cercanas, casi como amigos, e incluso como parejas. Como resultado, los y las siguen en cualquier producto en que participen, ya sean películas, series, programas de televisión o incluso en la radio. ¿Por qué menciono esto? En mi opinión, no sería erróneo decir que gran parte de la promoción de esta película, más allá de su temática, se centra en el marketing alrededor de sus famosos actores principales.

En cuanto a la película en sí, la fotografía es muy típica de los productos coreanos, presentando una escuela y una ciudad limpias, llenas de luz, con una estética que recuerda a las imágenes filtradas de Instagram. Sin embargo, la historia no resulta particularmente interesante. Las series coreanas son reconocidas por crear situaciones y atmósferas muy románticas, pero esto no es un logro acá. Pese a que los actores realizan un buen trabajo, la trama carece de contenido romántico, más allá de las miradas y la tensión entre dos personas que se gustan.

Disponerse a ver una película romántica genera expectativas de que se desarrolle un romance y que ocurra algo significativo. No necesariamente un final feliz, pero sí que haya una interacción entre los personajes que vaya más allá del simple gustarse. En esta historia, la adolescencia y la inexperiencia son los antagonistas de la trama, ya que ninguno de los personajes se atreve a expresar lo que siente abiertamente: cada vez que lo intentan hay un obstáculo o no parece ser el momento indicado. Por otro lado, la comedia tampoco logra desarrollarse de forma adecuada, ya que se limita a situaciones absurdas y diálogos banales que, en el mejor de los casos, solo logran sacar una sonrisa.

No me atrevo a decir que la película es mala, porque sabemos que hay cosas mucho peores. Sin embargo, no llega a ser buena: es una producción del montón que probablemente nadie recordará en unos años. Eso no significa no verla. Muchas veces solo queremos disfrutar de algo que relaje y no haga pensar; simplemente una historia bonita y tierna. Y esta película cumple con ese propósito. Sin embargo, aquí me detengo para hacer una alerta de spoiler: el final no es gratificante. En cuanto al romance, la historia no logra concretarse de ninguna manera. Debido a que ninguno de los protagonistas se atreve a declararse, cada cual toma un camino diferente. Aunque hay una escena en la que se besan, este momento no resulta del todo romántico, ya que solo ocurre en la mente de uno de ellos. La historia finaliza al más puro estilo de La La Land, mostrando qué habría pasado si los personajes hubieran tomado otras decisiones.

VIOLENCIA ESCOLAR SIN CUESTIONAMIENTO

Lo que sí llama la atención es el choque cultural que puede provocar en el público internacional. Al estar inserta en la adolescencia, la película se desarrolla en un ambiente escolar. Si uno busca un poco en internet, Corea del Sur es reconocida a nivel mundial por su alta tasa de suicidio juvenil, producto de una sociedad extremadamente exigente y maltratadora. Pese a que a muchos surcoreanos, y a algunos fans, les incomode hablar de esto, es una realidad que se refleja en sus series y películas.

En esta película, el sistema escolar abusivo es presentado como algo divertido: los profesores golpean a sus alumnos o les imponen castigos físicos, pero todo esto se muestra dentro de un tono cómico. Me gustaría pensar que se trata de es una exageración respecto a la violencia, sin embargo no lo es. En la sociedad coreana, las personas menores son sometidas al maltrato por parte de los mayores; esto es algo cultural, ya que es una sociedad muy jerarquizada, regida principalmente por un respeto exagerado hacia los adultos, en la que no es posible cuestionar lo que dicen. Esto ocurre a nivel escolar, pero también ocurre en el trabajo, donde los jefes coreanos agreden verbalmente a sus empleados e incluso pueden llegar a atacarlos físicamente.

Como decía, para nadie que conozca un poco de la cultura coreana esto es una sorpresa. Lo que sí es sorprendente para nosotros como latinos es lo normalizada que está la violencia en ese país, y esta película es una prueba de ello. Podríamos ver las mismas escenas, cambiando la música de fondo, y la atmósfera ya no sería cómica. Además, el filme no cuestiona absolutamente nada. No hay crítica ni reflexión en torno a su sociedad; simplemente podemos verla como un recuerdo de lo difícil que es ser adolescente y tomar decisiones sobre el futuro. Pero eso es todo. En defensa de la película, se nota que nunca quiso tener más interés que contar una historia romántica sin mayor trasfondo.

¿Recomiendo verla? La verdad, depende mucho de quién esté leyendo esta reseña. Si disfruta de películas como Old Boy, Parasite, Train to Busan o Hierro 3, este filme definitivamente no será de su gusto. Si prefiere los géneros románticos, es posible que no encuentre nada nuevo aquí. Y si, por otro lado, solo busca algo para relajarse, no pensar demasiado y disfrutar de una historia bonita después de un día cansador, entonces sí. Recomendaría no pensar demasiado ni cuestionarla, ya que eso podría hacer que pierda su encanto. Al final, seamos sinceros: muchos de nosotros vimos la película y otros tantos terminarán viéndola cuando llegue a algún streaming. No podemos evitar querer ver cómo actúan Jinyoung y Dahyun, así que somos presa fácil del marketing coreano.PP.

La niña de mis ojos. Dirección: Cho Young-Myoung. Guión: Giddens Ko y Cho Young-Myoung. Elenco:  Jung Jinyoung, Kim Da-Hyun, Demian, Lee Min-goo, Kim Min-ju, Lee Seung-jun, Kim Yo-han. Fotografía: Hong Jae-Sik. Música: Maudy Ayunda, Lee Jong-Myoung. Género: k-drama. Duración: 101 min. Corea del Sur, 2024.

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