DONDE EL CIELO TOCA TIERRA: SORORIDADES Y DISTOPÍAS

Este tipo de instancias universitarias, los proyectos de titulación que traspasan los límites de la academia, permite el surgimiento de voces nuevas y frescas que no dependen de una elite cultural para ver su trabajo en la pantalla grande, algo no menor considerando el crecimiento que ha tenido el cine chileno durante los últimos años lo cual se ha visto reflejado en su paso por festivales y otras premiaciones. 

Una de estas voces frescas es la de Lola Contreras Bustamante, quien en un trabajo en conjunto con sus compañeros de escuela dirige Donde el cielo toca tierra, su primer largometraje. Este tiene lugar en un futuro cercano-distópico en el que un grupo de mujeres se encuentra aislado en el campo debido a una amenaza estatal que persigue a quienes porten una mancha en el rostro.

El origen de la enigmática mancha nunca se explica (¿quién la porta? ¿por qué? ¿qué razón hay detrás de esta persecusión?), aquí lo importante es que a diferencia del resto, Lorna (Belén Herrera Riquelme) la adolescente protagonista, no la tiene y esto la lleva a plantearse necesarias preguntas sobre sus orígenes y su identidad. Todo esto mientras el grupo de mujeres con el que vive el día a día se mantiene cauto ante el posible peligro de ser encontradas. Esta realidad las obligará a crear códigos y un mundo propio para protegerse entre ellas.

Es dificil imaginarse un argumento así sin dos de los eventos más importantes de los últimos años: el movimiento feminista y la pandemia.

El primero, que tuvo lugar principalmente en mayo del 2018 con las manifestaciones de estudiantes universitarias y secundarias en contra de la desigualdad de género y la violencia patriarcal, se instauró como un discurso político poderoso que entre otras cosas permitió replantearse el lugar la mujer en la sociedad chilena, cuestionando ideas preestablecidas sobre este, algo que se ve reflejado en la comunidad de mujeres que son el corazón de Donde el cielo toca tierra. Un detalle no menor, por ejemplo, es que no hay hombres en el elenco salvo breves y lejanas apariciones de soldados, quienes representan a la fuerza bruta estatal.

El segundo evento detrás de esta historia se ve traducido en el aislamiento al que se encuentran forzados los personajes, circunstancia que es tanto coercitiva como vital para estrechar lazos interpersonales, un poco como lo que sucedió durante el COVID. Se trató de un ambiente próspero para que nos preguntáramos: ¿qué pasa en una sociedad que debe mantenerse físicamente separada de sus pares o de la urbanización? Los guionistas de este largometraje (Ricardo Alfonso López y la misma Lola Contreras Bustamante) intentaron responder estas preguntas. Tal vez los hombres se vuelven violentos… Tal vez las mujeres crean comunidad.

Con esto en consideración, la película es un trabajo competente que sabe equilibrar los elementos de su propuesta, de la misma manera en que interpola la violencia estatal con la tranquilidad de la naturaleza, algo que se revela en su soberbia fotografía. Cada personaje cumple un rol dentro de esta colectividad, permitiendo que pese a tener un protagonismo marcado, el resto no se invisibiliza detrás de los sueños y frustraciones de Lorna. 

Lamentablemente no es habitual que nos topemos con realizaciones que jueguen con el género en la filmografía nacional, teniendo una limitada gama de películas de terror, ciencia ficción y otros dentro dentro del espectro, por lo que se celebra que este equipo se la haya jugado por una historia distópica, aprovechando lo que este subgénero puede entregar. Por jugar en estas reglas, no es tanto lo que sabemos del exterior sino que el foco es el mundo interior de la protagonista y los estrechos lazos que construye con su entorno más cercano, el grupo de mujeres quienes a pesar de no estar relacionadas por sangre, son, lo quiera ella o no, su familia. PP

Donde el cielo toca tierra. Dirección: Lola Contreras Bustamante. Guion: Ricardo Alfonso López y Lola Contreras Bustamante. Reparto: Belén Herrera Riquelme, Consuelo Carreño, Etienne Herrera Riquelme, Nathalia Galgani, Iseda Sepúlveda. Dirección de fotografía: Daniel H. De Sanctis. Música: Ángel Gabriel y Nicolás Vásquez. Casa productora: Universidad Del Desarrollo. Drama distópico. Duración: 71 min. Chile, 2024.

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