FRANKENSTEIN DE GUILLERMO DEL TORO: CUANDO EL AMOR NO ES SUFICIENTE

Tal como sucede con Nosferatu y El Mago de Oz, la novela escrita por Mary Shelley  —considerada una de las precursoras del género de ciencia ficción— está ligada al cine casi desde la génesis de éste. Aunque en la cultura pop se le reconoce en la saga de películas dirigidas por James Whale para Universal, ya en 1910 se había realizado un cortometraje inspirado en la obra producido por el magnate de la electricidad Thomas Alva Edison.

Es difícil, entonces, sacar del imaginario colectivo lo que un siglo de adaptaciones ha construido alrededor de una obra tan rica en subtexto y posibilidades, y tampoco es la intención de Guillermo del Toro (Guadalajara, 1964) al intentar llevar su propia versión a la pantalla. Al contrario, Del Toro, fascinado como siempre por el universo de los monstruos, nunca esconde el amor que siente por todas estas versiones, ni el impacto que generaron en él como persona y como director. Pero detrás de ese cariño también se asoman carencias que dejan entrever que el amor a veces no es suficiente.

En su historia, el doctor Viktor Frankenstein (Oscar Isaac) es un joven que crece entre la presión de un exigente padre y la temprana muerte de su madre durante el parto de su hermano William, evento que da inicio a su obsesión con la vida eterna. Sus experimentos con la reanimación de cadáveres, aunque prometedores, generan escándalo entre sus pares de la comunidad científica pero despiertan la curiosidad de Harlander (Christoph Waltz) un empresario que le propone financiar su ambicioso proyecto.

Con la ayuda de su hermano menor (Felix Kammerer), comprometido con Elizabeth,  la sobrina de Harlander, (interpretada por Mia Goth quien, a la vez, también interpreta a la mamá de Viktor, como para que no nos perdamos entre sutilezas), conseguirán convertir una torre abandonada fuera de la civilización en un laboratorio donde, a partir de miembros de soldados, el científico dará vida a la famosa criatura. Sin embargo, el monstruo (Jacob Elordi) resulta ser una decepción para su creador, tal como Viktor lo fue para su padre.

Como buen filme de Del Toro, es de esperar que los mayores puntos se los lleve el diseño de producción, en esta ocasión a cargo de Tamara Deverell, quien ya había colaborado con el director en el remake de Nightmare Alley (2021). Del diseño destacan no solo los sets (mansiones victorianas, laboratorios y hasta un campo de batalla invernal, recreando una batalla de la guerra de Crimea) sino que también las figuras de cuerpos humanos que mezclan el realismo de la exposición Bodies con la ilustración científica del siglo XIX. Lamentablemente, estos se pierden en una fotografía que no termina por destacar la fuerza de sus colores y le resta nitidez a un trabajo que debería resaltar por su atención al detalle, un problema que podría estar asociado a la producción de Netflix y su sistema cinematográfico estandarizado.

AUSENCIA DE UNA VISION CRITICA

El realizador mexicano no esconde sus intenciones por hacerle un homenaje a su patria con esta versión de Frankenstein en clave telenovela; después de todo, el terror, tan elemental en la obra de Shelley, aquí es reemplazado por un melodrama padre e hijo. Pero en esa misma tónica, podría haberse alimentado de una estética mucho más camp, excesiva o de mal gusto en vez de reverenciar tanto el romanticismo gótico. Hay una disonancia entre narración y forma.

Las actuaciones, a excepción de Elordi quien logra darle matices al monstruo, se sienten planas pero también es porque el guión no le da demasiado para trabajar a los actores. Viktor es incomprendido así que está enojado, Harlander tiene plata y es medio pillo, Elizabeth aunque es mujer no se deja manipular, el hermano… está ahí.

Con tantas adaptaciones encima, se siente la frescura de una interpretación nueva para un libro que tiene más de 200 años, pero en tiempos donde los dilemas éticos en la ciencia y la tecnología están tan a la orden del día, debido al creciente desarrollo de la inteligencia artificial (que el mismo Del Toro ha repudiado), se extraña una visión más crítica al respecto de los límites a los que el ser humano puede acceder. 

Se extraña también la perversidad que destacó al autor mexicano en su primera etapa, algo que cambió por un enfoque más gentil (respetable) pero que al dejar de integrar en su obra la han convertido en propuestas poco arriesgadas, presas del cariño que le tiene al material original e incapaces de correr libres en nuevos territorios. PP

Frankenstein. Dirección y guion: Guillermo del Toro. Reparto: Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth, Christoph Waltz. Diseño de producción: Tamara Deverell. Dirección de fotografía: Dan Laustsen. Música: Alexandre Desplat. Casas productoras:  Double Dare You, Demilo Films, Bluegrass 7. Fantasía gótica. Duración: 150 min. Estados Unidos; México, Reino Unido, 2025.

Síguenos y haz click si es de tu gusto:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Instagram