EL QUIEBRE DE LAS APARIENCIAS

Desde sus primeros cortometrajes, David Lynch (Montana 1946 – Los Angeles 2025) demostró su capacidad de inventar nuevas formas de narrar, además de manifestar un estilo donde el surrealismo, la magia y lo extravagante son elementos que usa para sembrar la duda en torno a lo aparente, el orden y la bonomía de lo cotidiano. Lynch ve y muestra lo que hay detrás de ello, dejando un sabor de inquietud en el alma.

Uno de los trailers de la época (comienzos del nuevo siglo) decía “traiga su propia interpretación. La necesitará”. Consejo muy acertado para Mulholland Drive, una película que parece una cosa y, sin embargo, podría ser justamente lo contrario. Lynch se la hace difícil al espectador/a que se enfrenta a sus filmes y en este, particularmente, es preciso estar atento/a a todos los detalles y tratar de atar cabos aunque no existan, aparentemente, pistas para poder hacerlo. Porque Lynch es un maestro en esto de narrar de modos alternativos.

Desde que el cine es cine, la estructura narrativa clásica –esa que delineó Aristóteles en la antigua Grecia– ha predominado. Es decir, presentación, nudo y desenlace. Pero, fuera de la industria cinematográfica, e incluso dentro de ella, ha habido quienes han desafiado esta fórmula, sin duda exitosa. Desde muy temprano empezaron los flashback, para dar contextos a las historias o alumbrar zonas oscuras gracias a acciones ocurridas en el pasado; y las elipsis, también para romper el relato de tiempo lineal, pero esta vez saltando hacia delante. Y para qué hablar de las vanguardias y del cine de autor, que revolucionaron la narración al punto de perder audiencias pero cosechar buenas críticas y muchos premios.

Alejado del mainstreaming hollywoodense, Lynch –que parece el más inglés de los realizadores estadounidenses (así como podría decirse que Ridley Scott es el más estadounidense de los directores ingleses)– salvo excepciones narró de formas alternativas. A veces acertó con la audiencia, como sucedió con Blue velvet (1986) o con la serie de culto Twin Peaks (1990) y en otras, como en este caso, tuvo un tremendo éxito de crítica y recibió grandes galardones, pero la película no fue aceptada de buen grado por el público. Para parte de él resultó críptica, inentendible. Otros la consideraron una obra maestra.

No es de extrañar la dificultad de su comprensión, ya que los giros narrativos, las escenas que parecen no encajar, los personajes que son de un modo y luego de otro (incluso físicamente) rompen con una historia que se desarrolla de modo casi lineal por bastante más de medio largometraje para luego caer en un vértigo surreal pero que podría corresponder a la verdad de la trama.

Mulholland Drive rinde homenajes al cine negro, a los filmes clásicos estadounidenses y hace gala de una fotografía de gran belleza y significación. Ningún detalle es casual: ni el color de la pintura de las uñas de las protagonistas, ni los cambios en una llave azul que podría ser una clave para desentrañar el laberinto. El contraste entre Betty (la rubia actriz, buena e ingenua que llega a la Meca del cine, interpretada por Watts) y Rita (la morena evidentemente involucrada en algo turbio) es casi un estereotipo que más tarde se vendrá al suelo.

Porque detrás de esta historia de misterios, sueños, amores y secretos, lo que hay es una mirada sin lástima a los grandes estudios de cine, que muestra un entramado de mafias, presiones indebidas, traiciones y renuncios, así como las vanas ilusiones que muchas actrices llevaron a las calles de Los Ángeles y que las dejaron en el descampado, frustradas, deprimidas y candidatas al suicidio, cuando no protagonistas de este.

Uno de los factores que, en su estreno, pudo haber causado distancia con el público es el modo sin dobleces de mostrar un amor lésbico. Se dice que es la primera película en hacerlo tan frontalmente. Hoy, no debe ser un elemento de escándalo, aunque sí puede distraer de las intenciones críticas hacia la industria que pretendió dejar estampadas el director.

Originalmente pensada como una serie de televisión, de la que incluso se llegó a grabar un capítulo piloto, y desechada luego por la productora, Mulholland Drive tomó años en ver la luz. Pero cuando lo hizo, deslumbró. Lynch se llevó los premios al Mejor Director en el Festival de Cannes y de las asociaciones de críticos de Los Ángeles de Chicago y Boston.

La película fue considerada la mejor de 2001 por el Círculo de Críticos de Nueva York, la National Society of Film Critics de Estados Unidos y las asociaciones de críticos de Los Ángeles, Chicago y Boston; como mejor película extranjera recibió los galardones César (Francia) y Sant Jordi (Cataluña). Igualmente, el premio al Mejor Montaje en Bafta 2002 (Premios de la Academia de Cine y TV británica, para películas y series del 2001) se lo llevó su colaboradora y pareja Mary Sweeney. Y Peter Deming, el galardón a la Mejor Fotografía, en el 17 Independent Spirit Awards.

Mención aparte merece la protagonista, Naomi Watts (1968, Reino Unido). Debutante en el cine, ya que antes solo había hecho apariciones en series de televisión y publicidad en Australia, tuvo un brillante ingreso a la pantalla grande con este rol estelar que la obligó a desdoblarse y mostrar, al menos, tres personalidades. Su desempeño le valió los premios a la Mejor Actriz del National Society of Films Critics y de la Asociación de Críticos de Chicago, así como el galardón a la Mejor Actriz Revelación del National Board of Review (Asociación de Críticos Estadounidenses).

Como un rompecabezas que es necesario armar, quizá muchas horas después de verla, este filme de Lynch considerado por muchos su obra maestra, es una de las piezas cinematográficas que, por su complejidad, dejan pensando … y pensando. Pero cada uno/a debe pensar por su cuenta, por eso en este caso es preferible no decir nada más. PP

Mulholland Drive. Dirección, guion y sonido: David Lynch. Elenco: Naomi Watts, Laura Harring, Justin Theroux. Dirección de fotografía: Peter Deming. Montaje: Mary Sweeney. Música: Angelo Badalamenti. Drama, thriller psicológico. Duración: 147 min. Estados Unidos/ Francia, 2001.

Función en el ciclo Cine en el Barrio. Primer Plano en el Teatro Comunitario Novedades (Cueto 257): miércoles 23 de julio 2025. Presenta Hans Stange, académico y editor general de PP.

Fotos tomadas de las páginas web de Fotogramas, Filmaffinity y The Hollywood Reporter.

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