FLEE, LA SUTIL FRONTERA DE LA FICCIÓN
Nunca se había dado en la historia de los premios Oscar que una misma película estuviera de candidata en tres categorías distintas, dos de las cuales parecieran ser incompatibles.
Nunca se había dado en la historia de los premios Oscar que una misma película estuviera de candidata en tres categorías distintas, dos de las cuales parecieran ser incompatibles.
Pensar que se le puede exigir a un estudio un estilo coherente o una línea ideológica reconocible es una deformación, un error algo naif, una malcrianza derivada –tal vez– de creer que un logotipo pueda ser algo como una escuela artística. Pero aún así, visionando la evidencia pura y dura, Pixar fue hasta Up una promesa de la no fórmula, de la anti escaleta, del arco dramático con meandros, del hacer películas que no trataban sobre temas.
La animación nacional, en específico la que se divulga en formato cortometraje, ha tenido un crecimiento en los últimos años que todavía falta catastrar y analizar. Este escrito tiene como objetivo aportar, desde una muestra limitada, a este diagnóstico en construcción, una especie de “estado del arte” que nos muestre un panorama del arte animado chileno.
El cine de animación puede que tenga a un público preferencialmente infantil, pero eso no significa que por eso sus temas sean de poca cuantía y sus ambiciones estéticas sean de tono menor. Desde su debut en El secreto de Kells, el irlandés Tomm Moore mostró una veta original, muy identificada con su cultura y con un diseño apoyado en el dibujo a mano más que en la última tecnología computacional, de la que tampoco reniega.