Nada mejor que lo impecable para desajustar la mente, dijo alguien anónimo, que bien pudo ser… el enemigo privado número 1 de la modernidad, tal vez un chino, o una inteligencia nada de artificial… Todos esos sospechosos están en la nueva película de Yorgos Lanthimos, donde Emma Stone, Jesse Plemons y Willem Dafoe interpretan, cada uno, a tres personajes diferentes, en tres relatos de frío y auténtico espanto.
Exijo una explicación, dice Condorito, interpretando a ese saludable segmento del público que ama, más bien necesita, seguir una línea argumental que los entretenga y refleje en forma directa. Pero apenas formulada la petición viene la negación sistemática de todo narrador porfiado. Así trabaja la creatividad y también el desasosiego de quien observa algo que todavía no ha sido aceptado en el jardín conocido de las convenciones.
¿Muy complicado? Lamento informar que es necesario invocar todo esto para enfrentarse a la nueva película de Yorgos Lanthimos, cuya anterior Pobres criaturas pudo ser divertida y atractiva en su visualidad suntuosa y fantástica. Nada de eso forma parte de Tipos de gentileza. Más bien lo contrario: de humor hay poco, de terror mucho, la visualidad es áspera y filosa, bajo la apariencia de una arquitectura anodina y sobria, de una superficie sin sobresaltos, de una confección fría y perfecta. Hay algún nerviosismo en el montaje y arbitrariedades que no parecen tales, pero que instalan una sensación inconfortable de inquietud.
Tres historias distintas con el mismo reparto y que pueden suceder en el mismo barrio de una ciudad estadounidense contemporánea. Incluso al mismo tiempo, aunque la temporalidad parece ser secundaria en el desarrollo de estos cuadros de auténtico espanto, presentados con mucho de neutro disimulo.
En el primer relato, Jesse Plemons (excelente en los tres personajes) intenta satisfacer las expectativas de Willem Dafoe, jefe de una institución o empresa, no está claro, que desea de su subrogado una acción violenta que no logra cumplirse. Plemons intentará remplazar eso causándose distintos daños corporales que le permitan recuperar la confianza del implacable Dafoe, hasta que Emma Stone le dé, involuntariamente, oportunidad de redimirse.

(Disculpe, señor crítico, pero no entendí nada
–No se preocupe, vea el próximo segmento y lo logrará).
Segundo: en los pasillos de una comisaría, el policía (Plemons) acaricia a un detenido de sexo indefinido. Ha perdido a su amada esposa y la extraña en forma obsesiva. Pero eso no disminuye cuando encuentran a su esposa (Emma) sobreviviente en una isla solitaria. Tiene hambre de chocolate y los pies hinchados y eso no le gusta nada al impaciente marido. Pero a su suegro (Willem), todo le parece magnífico. Las sospechas se vuelven aterradoras, también para la propia Emma.
(-Sigo sin entender mucho…
–¿Probemos con el tercero?…)
Emma maneja con imprudencia un auto deportivo y Dafoe dirige una secta que busca la purificación absoluta, la que se comprueba con el sabor del sudor después de una sauna intensa.
(-¿Cómo?)
… es que Plemons es su pareja, pero ella está casada con otro, con el que tiene una hija, y prefiere manejar ese auto y pertenecer a esa secta, cuyos miembros se vigilan mutuamente a langüetazos.
(-…!…?.
–Disculpe, pero una crítica no es una explicación, aunque usted está, como Condorito, en su derecho a exigirla. A lo más aquí se pueden dar algunas pistas, sugerir claves, recordar casos similares y, tal vez, aventurar la propia limitada interpretación).
COHERENCIA ANALÍTICA
Podemos decir que este cineasta griego es riguroso y congruente con su desolada visión del mundo. Siendo griego, la tentación de decir trágico es fácil, pero no es el caso. En la tragedia hay lucha sin cuartel y una catarsis final que, como en los miembros de la estrafalaria secta, purifica de oscuras pasiones. En Lanthimos la oposición es escasa y la enajenación domina a todos, sin discutirlo siquiera. Las pequeñas escaramuzas en las que se miden los personajes se reducen a intentar ser aceptados por la institucionalidad dominante, cueste lo que cueste. En general cuesta poco: un muerto por cuento.

Poco humor, nada de emociones compensatorias, ausencia de empatía, escenarios fríos y repeticiones gestuales, muy correctas. Por debajo fluye una vaga sensación de horror distanciado, que nunca concederá la satisfacción del desborde o de cualquier manifestación que libere de la acumulación de rarezas argumentales. Aquí no hay alivio, y si algo gotea o mancha la superficie tersa de un pavimento o de un muro de hospital, rápidamente será limpiada, o comida por alguien.
Lanthimos es coherente con su estilo analítico y distanciado, su mundo hecho de fantasías racionales y alegóricas, en las que los personajes han sido extirpados de todo afecto y caminan derecho a la más completa enajenación. Buen narrador y virtuoso, tanto en la dirección de actores como en la ubicación de la cámara, en esta ocasión disminuye esa dosis de manierismo formal que hacía de La favorita y de su reciente y exitosa Pobres criaturas, dos obras recargadas, aunque ricas en alusiones políticas, visiones originales y contenciones emocionales.
Tipos de gentileza se resiente del exceso de sus propios presupuestos, buscadamente desconcertantes y rarificados. La longitud puede resultar innecesaria y la frigidez del conjunto hace sentir el cálculo racionalizado de toda la operación. Tal vez Lanthimos esté lanthimoneándose, como antes le ocurrió a Wes Anderson, ahogado ya en la autorreferencia y muy poco novedoso expresivamente. También Fellini debió enfrentarse a una realidad que se había vuelto más felliniana que sus propias películas. Y Terence Malick a menudo es involuntaria parodia de un estilo que ha envejecido rápido.
Pero es probable que aun tengamos Lanthimos para apreciar por un rato. Puede que la película comentada sea a ratos excesiva, hermética y autocomplaciente, pero nunca es banal ni retórica. Tampoco fácil, es verdad.
(-Así que no es fácil… ¿mejor me abstengo?
–Hágalo y váyase derechito por la sombra. No será novedoso, pero será más seguro. O de lo contrario desafíese a enfrentar lo insólito, el absurdo y la inquietud. Cosa de elegir: la pastilla azul o la roja. Esa es la cuestión). PP
Tipos de gentileza. Dirección: Yorgos Lanthimos. Guion: Ethimis Filippou. Elenco: Jesse Plemons, Emma Stone, Willem Dafoe. Fotografía: Robbie Ryan. Música:Jerskin Fendrix. Duración: 165 minutos. Irlanda, 2024.