Pasolini sale a la calle con cámara y micrófono, generando mítines en torno al amor a lo largo de todo el país. Un documental con inconmensurable valor de archivo histórico de la Italia de los sesenta y de una Europa postguerras. La lucha entre el conservadurismo y las nuevas formas una vez más se hace presente, sin olvidar que tanto los discursos esgrimidos como la puesta en cámara son actos políticos y de clase.
La premisa es simple, el método también. ¿El objetivo? Descifrar cual es la concepción del amor en Italia durante los sesenta. ¿El mecanismo? La entrevista. Con estos elementos, P.P.P. y compañía emprenden rumbo en busca de respuestas de toda índole, con el fin de retratar (palabra inherente al cineasta) y contrastar las evidencias obtenidas en el muestreo.
Atraviesa diferentes ciudades, penetrando en la corteza de diversos estratos sociales y la cosmovisión que en estos impera. Se acerca a mujeres jóvenes, mayores, niñas/os y a “los machos” de su época. Quizás en los sesenta no tuvo mayor impacto, pues era un registro de aquel presente: este archivo encumbra su valor en cuanto los años pasan y adquiere una cubierta de polvo (dispuesta a ser sacudida por cualquier mente curiosa).
Pasolini aparece frente a cámara, como un actor más dentro de este mundo, inmiscuyéndose en los recovecos con su micrófono en mano para sacar a relucir la verborrea de ciudades y pueblos italianos que exudan energía, en aquellas discursividades propias de su tiempo y capaces de ser síntesis de una percepción en un periodo determinado.
La película es convencional en su manera, mas no en lo que respecta a las opiniones ahí vertidas. Hoy no escandalizan los discursos sobre aperturas mentales al poliamor, a la homosexualidad; así también existían individuos quienes en aquellos años estaban dentro de la convención, los valores de su religión y sus juicios políticos.
Claro está, hay machismo, hipocresía, disputas, pero también hay deseos de experimentar el amor como parte intrínseca de la vida, algo no encasillable. Esta fricción realizada en la sala de montaje es a propósito y, hoy, puede verse como un hito que demarca una ruta clara del punto al cual deseamos dirigirnos. Tener este documental como punto de partida para lecturas sociológicas es invaluable.
Pasolini, de forma elocuente, demostró con actos que los registros cotidianos son políticos y que en la provocación hay una senda ávida para criticar los estatutos que norman. P.P.P. realiza preguntas que en el siglo XXI se han normalizado, cuestionamientos cuya respuesta antes se daba casi por sentado hoy forman parte intrínseca del discurso contra la hegemonía; reemplazar los “porque si” con dudas.
La incertidumbre no es terreno árido, al contrario, funge como génesis de movimientos. Remover los afectos es crucial para no estancar las voluntades. Su acercamiento al amor le permite tener una ventana de diálogo con las nuevas generaciones. Es decir, con nosotros. PP
Comizi d’amore. 1965. Director: Pier Paolo Pasolini. Documental. Arco Film. Italia. 90 min.