El cineasta italiano (controversial por su ateísmo) expone al mundo su interpretación sobre los textos bíblicos en un film con clave neorrealista. Una visión que se yergue desde el minimalismo para contar uno de los grandes relatos de la humanidad.
El Evangelio según Mateo retrata con sensatez las escrituras de San Mateo, sin recurrir a maneras grandilocuentes, en una senda minimalista, aplicando los principios del neorrealismo a la historia de Cristo, con una predilección por los primeros planos frontales y un uso deliberado del estatismo, para que los personajes esgriman las escrituras en discursos proferidos tanto al espectador como al mundo en que habitan.
La puesta en cámara y la construcción sonora realzan la potencia de la palabra de Dios, sin idealizaciones y rompiendo el canon constituido en Occidente sobre el Mesías. El movimiento, distante de un titubear en la voluntad del protagonista, implica avanzar, dar pasos inciertos y saltos de fe.
Lejos queda el escepticismo que como espectadores podamos sentir hacia a la figura del ateo director frente a la producción de la obra; Pasolini es fidedigno y, sobre todo, auténtico. Durante todo el filme se vislumbra la capacidad de Pasolini para construir perfiles elaborados de personaje, manteniendo similitudes con las formas presentes en determinados periodos históricos de la pintura.
El minimalismo en las formas de la película es un acierto, pues calza a la perfección con un Cristo que se enfrenta a la suntuosa vida de quienes le acusan de hereje; nos acerca a la vida del pueblo humilde sumido en contradicciones infructuosas ante una sociedad que, aun en aquellos años, comenzaba a exigir estándares y agrado a las elites. Curioso, ¿no?
El Cristo de Pasolini no pierde su faceta de mártir, la cámara nos muestra a un Jesús inexpugnable, de fuerte presencia, donde muestra que el humano, la carne, puede errar y que reconocer aquello es también virtud; junto a esto, que incluso en la antigüedad los inocentes pagaban el precio de la avaricia.
La muerte en el relato de Jesucristo es una lección sobre los límites que la bondad está dispuesta a superar con tal de perseverar en el mundo, sin importar cuan grande sea la cruz que carga. Es un relato que se yergue desde los objetos y las condiciones a las que todos estamos sometidos, las cuales solo serán superadas si se encomienda el accionar a fuerzas incomprensibles, donde ideas tales como la ganancia carecen de sentido.
Un lugar sin recompensas es lo único que aguarda a las almas dedicadas al llamado “bien”; lo único que la palabra promete es conceptualización ante la abstracta idea de la vida eterna.
Hay un par de correlaciones que podemos establecer entre los diálogos de la película con las emociones que se desprenden de la muerte del director, y es que ningún profeta es venerado en su tierra. Pasolini fue un gran intelectual (a quien le opusieron resistencia múltiples sectores), no obstante, se reconocía hermano de la humanidad: disfrutaba de cosas como el futbol, el comunismo, el sexo, la música y la crítica a quienes ostentaban con pomposidad títulos de superioridad.
La película presenta una mixtura de piezas seleccionadas a la carta por P.P.P. para jugar su parte en el gran relato. Encajan a la perfección con el abrupto montaje que congrega en dos horas más de 33 años de existencia, que no culminan una vez el alma ha marchado a los cielos, sino que continúa.
Creyentes o no, el relato por antonomasia es uno que continuará desprendiendo lecturas y articulando parte de los símbolos contemporáneos. No hay indiferencia. PP
El evangelio según Mateo. 1964. Director: Pier Paolo Pasolini. Reparto: Enrique Irazoqui, Margherite Caruso, Marcello Morante. Arco Film-Lux prods. Italia-Francia. 137 min.