por GUITARRA, TALENTO Y TALANTE
Cuando tenía 14 años, un accidente truncó su cuerpo y pudo haber truncado su vida. Pero Andrés Godoy, músico (guitarrista), compositor, dirigente de rockeros, maestro de muchos, no se dejó vencer, aunque el proceso no fue fácil.
Ese proceso es el que, en las voces de su hermano, de él mismo, de su esposa y de su partner chino, narra el documental “Andrés Godoy. El arte de perder” realizado por Sebastian Saam, director alemán de series de televisión y documentales.
Acaba de ser estrenado en el festival In Edit Barcelona, luego de ganar el premio al Mejor Documental Nacional 2022 en el In Edit Chile, por “la precisión en el retrato” y su “inmersión en la rutina excepcional de un músico”, como declaró por unanimidad el jurado. Ahora está de gira por festivales de Europa y América, para “aterrizar” en el país probablemente en abril 2024.
Sin un ápice de melodrama, la odisea de Godoy es narrada desde que perdiera el brazo en un accidente laboral, hasta el día de hoy, con su vida cotidiana y sus giras motivacionales y musicales que lo llevan todos los años a Oriente y a Europa para mostrar tanto sus creaciones como su particular método, creado a partir de la voluntad de querer seguir siendo un guitarrista, para tocar y componer en guitarra. Con una mano.
Hubiera sido fácil caer en la autocompasión ilustrada, pero ni el director ni el documentado se lo permitieron desde un comienzo. El resultado es un filme emotivo, pero no lacrimógeno, lleno de humor y de vida, que permite recorrer la vida entera del músico y mostrar sus diversas facetas. Si bien recrear de un modo estético el accidente podría ser una decisión discutible, en la totalidad del relato esa disrupción con respecto al estilo general queda en el olvido gracias al valor de los testimonios.
Una cámara impecable, con encuadres elegantes y precisos, lo sigue desde su lugar de origen a recitales en enormes teatros, ante estudiantes, la realeza de Malasia o unos presos en una cárcel alemana, dejando ver siempre la sencillez de su manera de ser y su talento como guitarrista y compositor.
No deja de llamar la atención el hecho de que un director germano haya logrado captar y poner en imágenes la esencia de su personaje y de su entorno original tan chileno –el puerto de San Antonio-, creando una obra interesante que se sostiene sólidamente y sin alardes, al igual que su retratado.
Andrés Godoy. El arte de perder. Dirección: Sebastián Saam. Productor: Stefan Gieren. Directores de fotografía: Stefan Gieren y Martin Hanslmayr. Segunda Unidad: Jorge Cabello. Edición y diseño de sonido: Calle Overweg. Documental. Digital/Color. Duración: 71 min. Chile-Alemania. 2022.
LA PARTE POR EL TODO
Primerizos en lo que a largometrajes documentales se trata, la dupla Álvaro Gauna-Cristián Ortiz se lanzó a contar una historia acotada a uno solo de los tantos afanes de un personaje que, a sus bien vividos y luchados más de 70 años, acumula experiencias, iniciativas, creaciones, torturas, relegamientos y una memorable voluntad de resistir y salvaguardar los vestigios gráficos de una época cruel y, a la vez, épica.
Con cámara y montaje pausados muestran a este hombre en el atiborrado espacio que su proyecto de más de 40 años, el Taller Sol, tenía en ese momento, en el barrio Yungay. El documental, centrado en las gestiones para salvaguardar el archivo acumulado, lo presenta en imágenes revisando materiales de su archivo, ya sea de modo físico o en el computador, relatando las gestiones para conseguir recursos que le permitan no solo mantener el archivo, sino cuidarlo en buenas condiciones técnicas. De forma lenta, el documental va dejando en claro la magnitud de ese archivo que acumula registros gráficos desde 1973 a 1990. Todo el período de la dictadura.
El relato lo dibuja como un hombre igualmente pausado, reflexivo y sin aparentes cambios de humor, pese a que está enfrentado a la necesidad urgente (y de difícil solución) de dar seguridad a los miles de documentos, afiche, panfletos y volantes que ha guardado voluntariosamente.
Sobre una base filmada en esa malparada casona del Taller, el documental agrega dos secuencias de época, rescatadas del mismo archivo: una lectura de poema en un recital de la cantautora Cristina (hoy Cristina Narea) y un fragmento de una performance con texto del propio Kadima. Otras dos más que lo descubren en medio del fragor del estallido social en sus roles de “registrador” y de performancista. Se agrega también una secuencia de su trabajo por la recuperación del Patio 19 del Cementerio General.
Si bien el filme cumple con la presentación del archivo de Taller Sol y las dificultades económicas por mantenerlo, así como las preguntas éticas que ello puede suponer, surge la duda en relación a si el documental, al optar por la metonimia (la parte por el todo) muestra realmente quién es Antonio Kadima. Quizá su intensión nunca fue aquello, dado que la obra surgió de una primera investigación hecha por los directores en el contexto de la realización del proyecto “Archivos de Memorias y Resistencias”, pero se echa de menos una mirada más en profundidad al valor del Taller Sol, así como una panorámica sobre las acciones de este creador y gestor que ha pasado gran parte de su vida dedicado a la contracultura y a la necesidad de tejer redes de resistencia no solo a la dictadura, sino también al sistema neoliberal.
El documental tuvo su estreno mundial en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México, en el marco la 17º versión de Docs MX y en la actualidad rola por la Red de Salas de Cine de Chile, habiéndose estrenado oficialmente en el país a fines de octubre.
Kadima, el tiempo contenido. Dirección: Alvaro Gauna y Cristian Ortiz.Fotografía y cámara: Alvaro Gauna. Asistencia de dirección y sonido: Sebastián Fernández Najum. Producción: Fabiola Flores. Casa productora: Viraje Films. Documental. Digital/Color. Duración: 80 min. Chile, 2023.
