Flaites en Chile; Chakas en México y Pibes Chorros en Argentina (Álvarez et al, 2018). Jóvenes marginados de sectores populares que contribuyen a reproducir la desigualdad y el control social mediante el temor, el rechazo y el desprecio, situación que afecta profundamente su vida cotidiana, sus relaciones con diversas instituciones y espacios (Bayón, 2022: 78). Lo que hace fascinante la serie chilena Baby Bandito (2024, Netflix) es el poder revelar potencialmente, a través de sus personajes, un submundo oculto, plagado de códigos y términos cercanos al ampa, tráfico y delincuencia. Recuerdan en algún momento la marginalidad post dictadura de la película Caluga o Menta de Gonzalo Justiniano (1990) y permiten al/la televidente insertarse en la violencia del barrio, recorrer sus pasajes estrechos y convertirse en un cómplice más de la banda.
Baby Bandito, dirigida por Julio Jorquera, Fernando Guzzoni y Pepa San Martín, estrenada el 31 de enero del 2024 en la plataforma Netflix, está basada en una historia real, un hecho delictivo ocurrido en Chile conocido como El robo del siglo, que permitió a este grupo de delincuentes hacerse con más de seis mil millones de pesos. La serie se inspira en la vida de Kevin Olguín, Kevin Tapia en la serie, interpretado por Nicolás Contreras, uno de los ladrones reales a quien la prensa internacional bautizó como Baby Bandito tras farrearse los millones del botín en una vida de lujos por Europa.
La serie muestra su vida y la serie de casualidades y marginalidades que lo llevan, desde la práctica del skate urbano, a ser uno de los líderes de la banda que llevará a cabo el millonario atraco. Baby Bandito adquiere los tintes de drama mediante historias de violencia familiar y también del romance de Kevin con Génesis Roca (Francisca Armstrong). Una joven de clase alta que ve en Kevin la posibilidad de revelarse frente a su vida plagada de privilegios; con su relación el amor y el crimen cruzarán las fronteras de las clases sociales, convirtiendo a la chica rica en una más de la banda.
Es imposible para el televidente no empatizar con Baby Bandito y sus fechorías, especialmente gracias a las magistrales actuaciones de la banda antagonista, Los Carniceros, que paradojalmente se roban la serie. La actuación de Mauricio Pešutić como Amador, líder de Los Carniceros o la de Marcelo Alonso como el Ruso llevan el crimen a otro nivel.
La banda sonora incidental está marcada por el reggaeton y la canción principal es Bendito, del músico urbano chileno Pailita. Lo más débil de la serie es el lenguaje, particularmente el del protagonista. Aunque el sonido ha sido un talón de Aquiles del cine chileno acá, sorpresivamente, se escucha bien pero se interpreta mal. Sin duda, la neutralidad del lenguaje buscada para ser éxito en plataformas de streaming, provocó el sacrificio de parte de la mística del lenguaje, propio de los protagonistas de este tipo de historias y que se puede apreciar en series similares como la argentina “El Marginal” (2016) y sus remakes. Eso hace poco creíble la interpretación de Kevin, porque nunca se ve completamente al flaite, quizás el personaje buscado por los amantes de este tipo de series basadas en la marginalidad.
Sólo la pobreza pareciera ser el factor que se repite de forma transversal en las familias representadas en la serie. Pobreza que se transforma en rechazo, cuando aparece la otra cara de la moneda, en barrios acomodados de la ciudad. Pero también, cuando el joven pobre ya tiene dinero -por supuesto dinero sucio, usurpado a un sistema- que se diluirá rápidamente en coimas y devuelta de favores criminales.
En ese momento Kevin deja de ser ese adolescente querible, inspirado por el amor sin clases sociales y se transforma en flaite. Esta denostación social busca ser una forma de trazar fronteras morales con un grupo específico, “despreciado porque su presencia supone no sólo un peligro, sino también una desviación moral: el flaite no trabaja, no respeta las normas básicas de convivencia, su presencia supone desorden, se viste mal, ostenta, es vulgar, y esa vulgaridad también es vista como una ofensa” (Jordana, 2022, pág. 220). Pero esta serie tiene algo mágico, uno simpatiza con el flaite, quiere que surja, que le vaya bien; que la policía, interpretada por Ricardo Fernández, nunca dé con él y que idealmente termine libre y feliz, lo que hace pensar que todos tenemos algo de ese flaite y que nos gusta verlo representado en la pantalla. PP.
Baby Bandito. Directores: Julio Jorquera, Fernando Guzzoni y Pepa San Martín. Serie de Ficción. Reparto: Nicolás Contreras, Francisca Armstrong, Pablo Macaya, Carmen Zabala, Lukas Vergara, Mario Horton, Mauricio Pešutić, Marcelo Alonso, Daniel Muñoz. Productora: Fábula. Distribuidor: Netflix. Productor ejecutivo: Pablo Larraín. Una temporadas. Episodios:8. Chile, 2024. Disponible en Netflix.
Referencias
Álvarez Leguizamón, Sonia, Naharro, Norma., Abril, N. G. P., Celis, J. R., Toro, M. V., Darling, V. I., Friggeri, F. P., & Fonseca, A. S. (2018). Pobreza y racismo en la prensa hegemónica argentina: la villa y el villero. In Pobreza en la prensa hegemónica de Colombia, Argentina y Brasil: modos de legitimación de la desigualdad (pp. 131–176). CLACSO. https://doi.org/10.2307/j.ctvnp0jj8.7
Bayón, María Cristina. (2022). Estigmas, performatividad y resistencias: Deconstruyendo las figuras demonizadas de jóvenes de sectores populares en América Latina. Bayón, M. C. y Moncrieff, H. Z. (2022) “Estigmas, performatividad y resistencias. Deconstruyendo las figuras demonizadas de jóvenes de sectores populares de América Latina”. OBETS. Revista de Ciencias Sociales, 17(1): 63-80. https://doi. org/10.14198/OBETS2022.17.1.03
Jordana, Claudia. (2022). Estigmatización de los pobres en Chile: la construcción de la categoría flaite. Revista Austral De Ciencias Sociales, (42), 203–224. https://doi.org/10.4206/rev.austral.cienc.soc.2022.n42-11