Ha pasado un lustro desde la revuelta social que sacudió Chile, condujo a una crisis política de proporciones y a dos procesos constituyentes fallidos. Para muchos, nada ha cambiado; para algunos, estamos incluso peor. Pero hicimos cine, y hay un puñado de películas que vale la pena ver para acercarnos mejor a este acontecimiento histórico. Las recordamos hoy, aniversario de la gran marcha convocada en dicho contexto.
Por María Eugenia Meza y Hans Stange
Gracias al masivo acceso a la tecnología el estallido de octubre es, hasta hoy, el suceso social más registrado en la historia de Chile. Con celulares, cámaras fotográficas y de cine, participantes, aficionados y profesionales dejaron para el futuro las imágenes de un momento inédito que surgió como un meteorito empujado por la rabia, trajo esperanzas de todo orden y se desvaneció en el camino, sin aterrizar.
De ese cúmulo de imágenes resultaron algunos filmes que alimentan, sobre todo, el ya pujante movimiento documentalista del país. Aunque hay más, nos quedaremos con este puñado, al que hemos dedicado este especial con una tríada de fuentes.
TRES (Y MÁS) MIRADAS A LA CALLE
1. Oasis: primeras impresiones
Relato lineal, de gran economía narrativa, inicia con el estallido y termina con el rechazo al primer proyecto constitucional. Sus imágenes registran acontecimientos relativos o no a la revuelta e implican todo el país, aunque el registro no indica el lugar de la filmación, lo que sugiere, sin decirlo, una continuidad de territorio y de rebelión.
Su tono desprendido, irónico, en apariencia no toma partido ni recurre a recursos emocionales, aunque despierta sensaciones ancladas en 2019 y otras de futuro, menos eufóricas. Tampoco usa el clásico recurso de la voz off, dejando hablar (o no) a las personas y personajes que aparecen. Es un rasgo conocido de otras películas del colectivo MAFI (Mapa Fílmico de un País), como Dios y Octubre.
La dupla formada por Tamara Uribe y Felipe Morgado, sus directores, manifiesta una clara preferencia por los planos generales y tomas desde cierta distancia de lo representado, insinuando que han mirado desde la segunda fila. No están involucrados. Mantienen la posición del fisgón.
Ese fisgón se infiltra no solo en las manifestaciones callejeras, sino también devela la parte más reflexiva del estallido: los cabildos locales, la solidaridad que se despertó entre las personas y que fue pródiga en iniciativas de autoapoyo colectivo.
El filme también presenta, con imágenes muy bien escogidas, el contraste entre las desigualdades sociales que explican mucho del estallido. Tomas de cuicas cargando bencina para las lanchas en uno de los lagos exclusivos del sur, seguidas de personas en un pueblo en el norte cargando agua desde un camión aljibe; vistas de niños bañándose en Quintero, junto a la industria contaminante, y luego del balneario turístico de Reñaca, ambos en la misma región. Dos Chiles irreconciliables, que estuvieron representados en la primera Convención Constitucional. Junto con traer a la memoria aspectos anecdóticos del proceso constituyente, la película es elocuente al mostrar las diferencias y distancias irreconciliables entre la derecha y la izquierda más los/as independientes en la Convención. Un diálogo de sordos. Ninguna posibilidad de encuentro.
También es elocuente al presentar la campaña de mentiras y desprestigio que condujo al rechazo. No hay doble lectura al respecto. El mejor plano: las señoras del aseo limpiando la sala del ex Congreso Nacional, luego de acabada la Convención.
Utilizando imágenes desoladas, completamente distanciadas del proceso registrado, el filme consigue sin decir una palabra, mostrar el quiebre emocional producido luego del triunfo de la opción Rechazo. La sensación se agudiza al incluir, sobre los créditos, una interesante, hermosa y triste versión de la Canción Nacional en violín y coro.
Los méritos de Oasis (título puesto en referencia a una frase del expresidente Sebastián Piñera, dicha con anterioridad al estallido, quien calificó a Chile como un oasis de estabilidad y prosperidad en la región) van desde un guion construido de modo sólido, imágenes fotográficamente muy cuidadas que se pasean por el país, hasta una selección no reductiva de lo ocurrido en octubre del 2019. Sin embargo, al limitarse al recurso de la observación, no se profundiza en ninguno de los temas planteados. El documental repasa todo, pero solo por encima.
2. El que baila ¿pasa?
Registros de celular. Narración por texto, guiño a la estética de las redes sociales. Así podría describirse este documental, dirigido por Carlos Araya, cuyo título es reductivo con respecto a la amplia gama de acontecimientos relativos al estallido que representa.
Su muy interesante estructura, que reproduce la fragmentación de las redes sociales, pasa de un tema a otro sin ilación ni orden lógico. Este esquema puede ser cansador, pero también permite que la mente divague libremente sobre las imágenes. Esta es una de las razones por las cuales lo consideramos el documental más inteligente de estos tres. Ya el punto de partida es insólito: un ser que habita en otro plano decide volver a Chile porque “están pasando cositas”. Encarna en un conserje dormilón y, desde esa perspectiva, mira lo que sucede. El relato se estructura desde el desconcierto y la sorpresa y combina lo real (las imágenes) con un texto ficcional.
Por lo mismo, no carece de humor. Mucho del tono paródico está marcado por las piezas musicales (canciones populares antiguas, pistas de música house, el himno de Carabineros, etcétera) que acompañan un excelente registro de los desbordes emocionales, los exabruptos, las odiosidades, las rarezas que acontecieron durante días que no tuvieron nada de rutinarios o normales.
La producción usó registros propios y de muchas otras fuentes, con los que logra armar un puzzle, un friso de lo ocurrido. Son destacables aquellos montados de manera que relacionan las imágenes de represión del estallido con aquellas similares de las protestas de 1983-1986, de los años de la dictadura, y con otras en blanco y negro de los 60-70. Destacamos también el uso del sonido de la protesta en Plaza Italia sobre las imágenes del mismo lugar tomadas de la película Cofralandes de Raúl Ruiz. Finalmente, el realizador se pregunta qué pasó con Chile. Nos lo preguntamos con él. Para su estreno, PP publicó una crítica más extensa.
3. Mi país imaginario: no es para jóvenes
Desde una perspectiva más clásica, emotiva y esperanzada, el filme de Patricio Guzmán prácticamente se concentra en lo ocurrido en Plaza Italia y sus alrededores. No aborda el proceso constituyente, sino el estallido social en sí mismo, entrevistando a participantes en las manifestaciones, voluntarios de salud, activistas y también personalidades. Testimonia la primera línea, la represión policial, y algunas de las performances.
El acento está puesto en lo que podríamos llamar el pueblo, en continuidad con el de la Unidad Popular mostrado en sus documentales sobre ese proceso, y en línea con la tercera parte de La batalla de Chile. Sin embargo, se trata de pueblos muy distintos, lo cual no está ni siquiera insinuado. La solución de continuidad –mirar el estallido como una prolongación del proceso popular iniciado en la UP– aparece así como un ejercicio nostálgico, sesgado incluso, al quedarse con solo una parte de todo lo ocurrido en esos días. Refuerza esa perspectiva el hecho de vincular directamente la represión a la revuelta con los acontecimientos traumáticos del golpe y con la autorreferencia a lo vivido por él, a sus impresiones e, incluso, a su obra anterior (La cordillera de los sueños). Por ello decimos que no es para jóvenes. Afirmado en su sensación (“yo creo que nadie calculó el efecto de la protesta que alteró el alma de Chile”) una idea se reitera: “No hay vuelta atrás en este país”. Conclusiones muy apresuradas a la luz de los acontecimientos posteriores, aunque acorde al sentimiento que primaba en parte de la ciudadanía antes del plebiscito. Por eso no puede dejar de mencionarse que la película se estrenó en mayo de 2022, con la expectativa del triunfo de la opción Apruebo (PP comentó el filme en agosto de dicho año).
Pero, en septiembre de ese año, ganó el Rechazo e inmediatamente el futuro proyectado por la película se cierra. La historia tiene un sentido del humor irónico y cruel con los que se creen pitonisos. (Está disponible en Ondamedia).
4. MÁS FILMES EN ONDAMEDIA
En la plataforma streaming gratuita del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (solo es necesario inscribirse) pueden encontrarse las siguientes películas, cuyo logro cinematográfico resulta en algunos casos interesante y, en otros, limitado.
#ChileDespertó: cortometraje documental de 2020 que registra, sin relato ni contexto, las jornadas de protesta de los primeros días en Santiago, principalmente en torno a la Plaza Baquedano. Es una compilación de imágenes, nada más.
Sueños de grillos: precioso corto documental sobre la experiencia carcelaria de un adolescente detenido durante el estallido. Su perspectiva es acerca de la ineficacia de la justicia y presenta una visión del sistema carcelario como el de una máquina. Son entrevistas en audio sobre un montaje de imágenes, sin relación aparente con el tema, pero que producen una alegoría de la explotación.
La utopía de los indignados: corto de cinco minutos que monta imágenes del estallido grabadas con celular sobre el poema El derecho al delirio, de Eduardo Galeano. Obtuvo un premio en un festival de cine hecho con celulares.
5. TAMBIÉN EN YOUTUBE
El sitio de música y videos ofrece también la posibilidad de volver a ciertas imágenes y momentos.
Los ojos del estallido: se autoproclama como el primer documental estrenado sobre el estallido. Producto de una realización colectiva de los estudiantes del curso de cine de la Universidad Abierta de Recoleta, bajo la dirección de Daniel Miranda, está compuesto de once segmentos (uno por cada estudiante del curso) que revisan aspectos diferentes de la protesta. Tienen gran valor como registros, pero al ser observaciones un poco improvisadas no hay mucho arte en el total del filme. Quizá tampoco ese era su propósito.
Insurrección: sin música no hay revolución: pese a su título, no se trata de la música de protesta (eso podría ser lo esperable) sino de un valioso registro detallado de las protestas, con buena calidad de imagen. Su interés mayor recae en dos aspectos. El primero es que, a diferencia de otros que insisten en mostrar la primera línea de la protesta (los manifestantes que se enfrentaban directa y físicamente con Carabineros), presenta la enorme variedad de acciones desarrolladas en su contexto. Performances, cantos, bordados y otras expresiones son un buen recordatorio para quienes quieren reducir hoy el estallido a simple delincuencia. Igualmente, mediante entrevistas, da cuenta de la enorme variedad de anhelos y demandas sociales detrás del estallido, y del alto grado de conciencia de las personas respecto de la realidad injusta en la que viven.
Chile en revuelta (Chile in revolte): dirigido por el colectivo chileno-alemán Chile in Flammen, es la secuela de un cortometraje anterior. Captura las movilizaciones desde noviembre de 2019 hasta marzo de 2020. Está estructurado a partir de testimonios explicativos de la complejidad del momento. El uso ágil tanto del registro directo como del archivo y de las entrevistas demuestra una mejor factura cinematográfica. Difundido online en 2020, incrementa la interesante colección de registros audiovisuales del Museo del Estallido Social.
Revolución, mi amor: sigue la historia de una familia joven de la Villa Olímpica (Ñuñoa/ Santiago) comprometida con la revuelta. Él es escudero de la primera línea, ella baila en las comparsas que protestan. Bien hecha, humaniza a los manifestantes y puede considerarse un buen contraste con Oasis, porque es una mirada interna y comprometida de los mismos acontecimientos.
6. OTROS MATERIALES (SIEMPRE EN YOUTUBE)
Existen decenas de otras películas sobre el estallido social. En su mayoría son cortometrajes documentales, registros de performance, materiales de contingencia y unos pocos cortometrajes de ficción. Varios abordan la revuelta en regiones, lo que no se ve casi nunca; resultan encomiables. Destacan registros de Valparaíso, Antofagasta, Temuco, San Antonio.
La calidad es muy dispar. Algunos, pocos, son bellos, interesantes, inteligentes. Los más, obras casi amateurs o derechamente creaciones fallidas o de mala calidad, que para ser justos, no pretenden ser grandes obras tampoco. Fueron realizadas al calor del momento, sin recursos ni planificación y su mérito, que no es menor, está en recoger la sensibilidad del momento y en testimoniar.
A continuación, varios links para encontrar esas películas y registros.
Las balas del octubre: crudo cortometraje sobre asesinato de Romario Veloz en La Serena, y la invalidez en la que quedaron otras dos víctimas de la represión en esa ciudad.
Historias urgentes: serie de tres cortometrajes sobre mujeres en el contexto del estallido. Aborda las ollas comunes, las pensiones de miseria y las mujeres de pueblos originarios. Bien realizado, su mensaje es claro y los testimonios, muy emotivos.
Capítulo 1. Resistencia en ollas comunes
Toque de queda en San Ramón y La Granja: registro de la revuelta, no localizado en Plaza Italia y valioso por ello.
La mirada obstinada: cortometraje en que un actor relata su experiencia personal del estallido, como única voz. Ha circulado con éxito por varios festivales.
Colectivo Cordones Audiovisuales: son interesantes porque su planteo está enmarcado en la mejor tradición del cine social o cine militante, que deliberadamente subordina las pretensiones artísticas de la obra a su función política.
Estallido social en Chile: otra película de registro, comprometida, que tiene su mérito en el hecho de centrarse en la violencia de la represión y el testimonio de sus víctimas. Es más cruda que las otras y por ello más explícita en sus imágenes de la violencia.
Cuatro filmes del Colectivo Vlopcinema
Brigada Pacos QLS. Breve registro del colectivo sobre una acción de contraprotesta, presuntamente hecha por Carabineros. Más de lo mismo: foco en el testimonio, perspectiva militante, contingente, sin gran arte.
Guerra, tortura y montaje: cortometraje de tres partes, realizado con archivos y filmaciones de personas comunes que denuncian la crudeza de la represión a la revuelta. Incluye una interesante escena con supuestos carabineros infiltrados.
Herencia corporal: testimonio de torturas y vejaciones sexuales cometidas en el contexto de la represión estatal durante el estallido.
Carta de Paula: con el mismo procedimiento de Sueños de grillos, esta carta visual de metraje encontrado muestra la experiencia de una mujer privada de libertad, acusada injustamente durante el estallido social. Obra realizada con archivos familiares en formato S-8mm pertenecientes a Memorias Celuloides.
PALABRAS AL CIERRE
El estallido fue, sin duda alguna, un tema para documentar y un material que engrosó, básicamente, las filas del documental nacional: no parece haber ficciones relevantes o significativas que aborden el tópico.
Las obras nacidas al calor de esos días, tienen claramente dos vocaciones: su gran mayoría, sobre todo las de entre 2019-2022, se vuelcan al registro, la contingencia; están comprometidas, participan del ánimo de movilización. Pueden ser semiprofesionales y, en general (hay excepciones), no tienen pretensiones estéticas.
Por otra parte, los últimos tienen ya una perspectiva autoral y distanciada (no quiere decir que no comprometida). Hay un tono irónico o satírico y también un arco emocional mayor, que alcanza a la desilusión post-rechazo.
La iconografía de la revuelta está plenamente registrada y constituye un conjunto de motivos visuales propios, de gran significación: el perro Matapacos, la gran marcha del 25 de octubre, la primera línea, los ojos (reventados o su representación bordada), etcétera. Los documentales comparten coherentemente un imaginario bien delimitado que podría constituir un abecedario con el que se construyen frases, oraciones y obras cinematográficas.
En esta revisión cabe señalar que no encontramos películas que aborden el estallido desde la visión de la derecha, que reivindiquen el discurso del octubrismo en boga en estos días o que suscriban las visiones de la conspiración comunista (sic). ¿No las hay, o son un producto de circulación clandestina?
Fichas técnicas
Oasis. Dirección: Tamara Uribe y Felipe Morgado. Producción: Colectivo MAFI. Documental. 78 min. Chile, 2024.
El que baila pasa. Dirección: Carlos Araya. Producción: María Paz González. Documental, 70 min. Chile, 2023.
Mi país imaginario. Dirección: Patricio Guzmán. Producción: Atacama Producciones, Arte France. Documental. 83 min. Chile/Francia, 2022.
La revuelta. Dirección: Renato Dennis. Producción: Cordones Audiovisuales. Documental. 76 min. Chile, 2023
Las balas de octubre. Dirección: Cristián Lagos. Producción: Cuello Negro Films. Documental. 28 min. Chile, 2022.
Sueños de grillos. Dirección: Amaranta Espinoza y Macarena Ortiz. Producción: Amaranta Espinoza. Documental. 6 min. Chile, 2022.
Revolución, mi amor:Dirección: Paul Cabanis. Producción: Marco Polo Media. Documental. 55 min. Chile, 2021.
La mirada obstinada. Dirección: Mario Bravo. Producción: Iguanalarana. Documental. 21 min. Chile, 2021.
Los ojos del estallido. Dirección: Daniel Miranda y realización colectiva. Producción: Universidad Abierta de Recoleta. Documental. 43 min. Chile. 2020.
Insurrección: sin música no hay revolución. Dirección: Ricardo Palma. Producción: Camila Pinto, ObrerockTV. Documental. 78 min. Chile, 2020.
Chile in revolte. Realización colectiva. Producción: Chile in Flammen. Documental. 42 min. Chile-Alemania, 2020.
#ChileDespertó. Dirección y producción: Ricardo Ferreira. Documental. 30 min. Chile, 2020.
Historias urgentes. Realización colectiva. Producción: Nosotras Audiovisuales. Serie documental de tres capítulos. 4.20, 4.55 y 7.09 min. Chile, 2020.
La utopía de los indignados. Dirección: Marcelo Lagreze. Documental. 5 min. Chile, 2020.
Pueblo en huelga. 2020. Dir.: Domingo Pérez y Renato Dennis. Prod.: Cordones Audiovisuales. Documental. Chile, 71 min.
Estallido social en Chile. Dirección: Realización colectiva. Producción: Piensa Prensa. Documental. 83 min. Chile, 2020.
Toque de queda en San Ramón y La Granja. Dirección: Bryan Villablanca, Fabiola Albornoz y Sofía Bravo. Documental. 7 min. Chile, 2019.
Carta de Paula. Realización colectiva. Producción: Vlopcinema. Documental. 4 min. Chile, 2020.
Brigada Pacos QLS. Realización colectiva. Producción: Vlopcinema y Colectivo Liquen. Documental. 4 min. Chile, 2019.
Guerra, tortura y montaje. Realización colectiva. Producción: Vlopcinema. Documental. 11 min. Chile, 2019.
Herencia corporal. Realización colectiva. Producción: Vlopcinema. Documental. 3 min. Chile, 2019.