LLÁMAME EL ÁNGEL DE LA MAÑANA

A primera vista, podría parecer que Promising young woman es solo una película de venganza y algo de verdad hay en eso. Pero, más allá de esa superficie, es una historia sobre las desigualdades y la violencia que aún vivimos las mujeres. Así, nos hace preguntarnos: frente a la oportunidad, ¿serías el ángel castigador o el del perdón?

Una amiga me contó que fue a un encuentro de mujeres donde les pidieron compartir una experiencia en la que se hayan sentido violentadas solo por el hecho de ser mujeres. Para eso, les entregaron un post-it. Una de ellas levantó la mano y dijo: “¿me pueden pasar más? Con uno no me alcanza”.

Y, claro, un post-it no es suficiente para expresar toda la injusticia, desigualdad y violencia que como mujeres vivimos cada día. Nunca será suficiente. Pero sí que se agradece que exista uno, especialmente si es Promising young woman (2020), película escrita y dirigida por la inglesa Emerald Fannell.

(Antes de continuar: si son hombres y están leyendo esto, seguramente pensarán que tanto la película como esta crítica serán un golpe directo a sus cocos. La verdad es que no puedo prometerles nada, todo depende de qué tipo de hombres sean, pero los invito a seguir leyendo. Ponerse en el lugar de la otra nunca le ha hecho mal a nadie, ¿cierto?)

Sigo. Promising young woman presenta la historia de Cassie Thomas, una mujer que acaba de cumplir 30 años, aún vive con sus papás y trabaja de mala gana en una cafetería, a pesar de que en algún momento estudió Medicina. Aparentemente, Cassie no tiene ninguna motivación en su vida y no le interesa vincularse con nadie más allá de la cotidianidad.

Pero la verdad es que sí hay algo que la mueve. Su mejor amiga y compañera de carrera, Nina, se suicidó tras haber sido violada por un compañero en una fiesta universitaria; hubo una denuncia pero nadie la tomó en cuenta. Cassie no ha olvidado nada de esto y, menos, ha perdonado.

Por las noches, y sin que nadie sepa, finge estar muy borracha en bares y discos, esperando que algún hombre la vea y la quiera llevar a su casa. El objetivo es darles una lección. Su cruzada, en primer lugar, es la de reeducar a los que se hacen pasar por los “chicos buenos”, “caballeros”, “heroicos”, que quieren “salvarla” cuando, en la realidad, únicamente buscan aprovecharse de ella.

Y, si bien en un comienzo, la directora juega haciéndonos creer que Cassie hizo algo más que enseñarles –me refiero a la escena de las manchas rojas en su ropa que terminan siendo kétchup chorreando del aderezo de una hamburguesa – lo cierto es que ella es presentada como una especie de “ángel salvador”, que quiere evitar víctimas futuras desde una perspectiva más mesiánica que agresiva.

Esta idea del ángel se refuerza constantemente en la película, con planos en los que pareciera que Cassie tiene alas (respaldo de la cama) y aureola (pared de la cafetería), lo que es complementado con su ropa y peinados que le dan un constante aire de inocencia y fragilidad, como si fuera uno de esos querubines que adornan las lámparas de la casa de sus padres.

Pero, cuando se entera de que el violador de Nina ha vuelto a la ciudad y está a punto de casarse, el ángel salvador se transforma en uno vengador. Así, cual Beatrix Kiddo, arma un listado para vengarse del culpable directo y de aquellos que fueron cómplices silenciosos: la compañera de clase que calló, la decana que ignoró la denuncia y el abogado defensor.

Y aquí pienso que radica una de las debilidades de Promising young woman. Cassie aparece como alguien que tiene una superioridad moral frente al resto y, sin embargo, termina actuando de forma cruel con aquellos y aquellas a quienes intenta hacer ver su propia crueldad.

Puede ser que Fannell haya intentado entregar el mensaje de que el mal solo genera mal, pero, así y todo, me parece que la cinta plantea un mundo de malos y buenos, sin ninguna posibilidad de matices ni redenciones.

También me molestó algo de la resolución de la película (¡tranquilidad, no habrá spoilers!): se apoya en el mismo sistema judicial que tanto critica. Pero, confieso que Fannell logró que pasara por alto eso gracias a una gran secuencia final, llena de tensión y musicalizada con la canción Angel of the morning (Ángel de la mañana) en la voz de Juice Newton.

Carey Mulligan en un fotograma de la película.

Como puntos altos, además de la excelente actuación de Carey Mulligan y la inclusión de un fragmento de la maravillosa película The night of the hunter (Laughton, 1955) para ejemplificar la mirada de la religión sobre las mujeres, destaco que Promising young woman desarrolla una crítica, a veces descarnada y otras irónica, a la cultura machista y sus dañinas consecuencias.

Hay una mirada feminista que pone el acento en las desigualdades de trato, la hipersexualización y cosificación del cuerpo de las mujeres, la cultura de no creerle a las víctimas de delitos sexuales, y un largo etcétera. A eso le podemos sumar la selección de una banda sonora de artistas mujeres y la referencia del título a ese tipo de defensa que tantas veces hemos escuchado: “pero si es un joven prometedor, no le arruinemos su futuro”. 

En una conversación con la decana de la universidad, esta le da entender a Cassie que hay que dar el beneficio de la duda a los hombres acusados. Y ella le responde que, sin embargo, nadie se lo da a las víctimas. Emerald Fannell lo hace con su ópera prima, con humor negro y sarcasmo, con sus altos y bajos, se pone del lado de las víctimas y eso se agradece. Ahora, que alguien le pase el otro post-it. PP

Promising Young Woman. 2020. Directora: Emerald Fannell. Ficción. Reparto: Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Jennifer Coolidge, Clancy Brown, Laverne Cox, Alfred Molina, Chris Lowell. Productora: Filmnation Entertainment, Focus Features, LuckyChap Entertainment. 113 min. Reino Unido-Estados Unidos.

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