ROGER CORMAN (1926-2024)
Fue una máquina de hacer películas como guionista y director, además de productor de una cantidad similar a las que dirigió y cuya especialidad era, según propia definición: “todos los géneros y mientras más baratos mejor”.
Fue una máquina de hacer películas como guionista y director, además de productor de una cantidad similar a las que dirigió y cuya especialidad era, según propia definición: “todos los géneros y mientras más baratos mejor”.
Fundamental en el cine documental chileno, Pedro Chaskel no solo creó obras señeras para su época y más tarde desarrolló una poética visual del paisaje, sino formó como docente y con su ejemplo de hombre íntegro y coherente a varias generaciones de realizadores. Los integrantes de Primer Plano compartieron con él en tanto maestro y colega académico. Vayan estos textos de David Vera Meiggs y Luis Horta (director de la Cineteca de la Universidad de Chile y colaborador nuestro) como homenaje póstumo a su figura y trayectoria.
Difícil que su rostro no se haga presente en la historia del cine occidental de los setenta, desde el melodrama barato hasta la super producción internacional. En todos los casos alcanzó una eficacia que pareció ser el resultado de muchos dolores de cabeza para sus directores.
Documentalista dedicado al registro naturalista, destacó por sus programas de televisión que llegaron a ser series aplaudidas por la crítica y el público. Igualmente es notable su documental «Los hombres del cochayuyo» sobre uno de los oficios del pueblo mapuche costero.
Hay actores que por su sola presencia, sus características somáticas y personalidad parecen encarnar las características de un país y de una época. Si a eso añadimos talento forjado en rigurosa disciplina, fotogenia natural y amor auténtico por lo propio, se puede comprender que su imagen haya sido tan familiar y querida para los chilenos. “¡Usted es como Condorito!” le gritó alguien una vez en la calle.
Aun en sus últimas fotografías, a los 87, dejaba ver las características físicas y de personalidad que la hicieron famosa hace cincuenta años. Su mirada penetrante y una boca insolente y provocadora la hacían inconfundible. Era, además, dueña de una locuacidad mordaz que evitaba todo eufemismo y creaba más de alguna tensión en el trabajo.Una periodista chilena que la entrevistó la recordaba por su cordialidad sincera y su distancia elegante, muy británica: un toque de distinción.
No creció en su Berlín natal. Tampoco estudió allí. Lo hizo en Montevideo, donde llegó con su madre, a los 10 años, huyendo de los nazis. Su condición de judío y exiliado de su patria lo hicieron entender muy bien las condiciones de vivir en minoría, de ser sobreviviente. En cualquiera de sus sentidos.
En los años sesenta y setenta representó la mujer sensual y atlética que correspondía a la perfección con el imaginario hollywoodense del momento.
Inagotable, se dedicó no solo al cine, sino también a la dirección escénica de óperas, a la fotografía, el teatro e incluso a la novela. Ha fallecido un día antes de recibir el premio Goya a la carrera que, en realidad, no requería para recordarnos las alturas de su obra.