DRACULA: A LOVE TALE – CINE DE HORRORES
En el año que ha dado a un Nosferatu sin contraste, Luc Besson decidió subir la apuesta y llega con un Drácula sin ningún tipo de imaginación.
En el año que ha dado a un Nosferatu sin contraste, Luc Besson decidió subir la apuesta y llega con un Drácula sin ningún tipo de imaginación.
¿Será Las zapatillas rojas el más logrado cruce entre cine y danza que se haya filmado? Un clásico que sigue justificando su fama. La Corporación Cultural de Providencia da la posibilidad de verlo, en una única función en su ciclo VI Gala Internacional de Ballet.
Mulholland Drive (David Lynch, 2001) es la segunda de las películas que Primer Plano ha programado en conjunto con el Teatro Comunitario Novedades (Barrio Yungay) y la Radio Brasil. Se trata de un ciclo sobre filmes que hablan del cine y que permiten reflexionar con el público sobre este arte que amamos.
Una vez más los personajes absurdos, las situaciones imposibles, los escenarios falsos, la paleta de tonos apagados, los ángulos marcados, las líneas rectas. Y con todo eso, una vez más una película que funciona. Y en muchos niveles. Señoras y señores: El esquema fenicio.
La retrospectiva de comedias, que ofrece desde mañana jueves 22 de mayo y por cinco semanas el Instituto Italiano de Cultura, trae una selección hecha más por la vigencia que por la fama y más por la agudeza crítica que por el gran espectáculo.
We live in time es un filme romántico cuidado en todos sus aspectos, que promete y cumple con emocionar a quien lo vea. Una historia tan simple, que en ello radica parte de su encanto: parece la vida misma. Con sus momentos plenos y con el gran vacío que a veces llena una existencia.
Un enjundioso, y por instantes jocoso, artículo de David Vera Meiggs que da cuenta de más de un siglo de la presencia de sumos pontífices en las pantallas. Los verdaderos, los ficcionados, las “profecías”, los aciertos y los grandes tropiezos en la búsqueda por llevar a estos variopinto personajes delante de las cámaras.
El viejo roble (The old oak) puede añadir poco a la fama de Ken Loach, pero no le quita un átomo a las razones por las cuales se lo ha aplaudido y criticado. Inserto en la tradición del cine social inglés, bebe de la mejor cinematografía regada con las aguas del realismo transparente, y de intérpretes que que casi borran las fronteras de la ficción.
Duro y de factura inevitablemente desprolijo, el premiado y a la vez polémico filme se inscribe en una tradición de cine militante que transforma el acto de documentar en resistencia activa. Por ello, el lente funciona como un escudo frágil pero significativo, recordando a las autoridades que sus acciones no pasarán inadvertidas. En medio del conflicto, una amistad mostrada con sus aristas y sus complicidades.