El año 63: LOS PÁJAROS

A primera vista, este filme de 1963 de Alfred Hitchcock (1899-1980) pareciera una comedia romántica. Sin embargo, a poco andar instala una sensación que va progresando en suspenso y terror que, a sesenta años de estrenada ofrece una conexión con aspectos aún inquietantes para la sensibilidad actual.

Tráiler de Los pájaros.

Melanie Daniels (Tippi Hedren) es una joven millonaria, hija del dueño de un periódico, que en general consigue lo que quiere. Un extraño coqueteo en una tienda de mascotas con el moralista abogado Mitch Brenner (Rod Taylor) la saca de su comodidad. Buscando llamar su atención, la empoderada rubia viaja hasta la localidad costera de Bodega Bay. El romance promete pero, misteriosamente pájaros comienzan a atacar el lugar, reemplazando el tono amoroso por el de suspenso y terror.

Hitchcock tomó la idea base de pájaros atacando humanos del relato homónimo de la escritora británica Daphne du Maurier, publicado en 1952. Además, en 1961, un hecho similar figuró en la prensa local de Santa Cruz, en California, reafirmando en el director la idea de usarlos para aumentar la inquietud de su película.

Llevar a cabo la espeluznante hazaña de filmar esta historia exigió a la producción contar con una mezcla de recursos que incluyeron aves amaestradas, mecanizadas o trabajadas en la post-edición. La labor le valió el Óscar al animador estadounidense Ub Iwerks, responsable también de diseñar para Walt Disney a Mickey, el ratón.

Mucho de lo que propone el primer encuentro de la pareja implica una interesante dinámica de inversión. Para empezar, hay pájaros, aparentemente tranquilos y en sus jaulas. En contraposición, hay humanos, aparentemente libres, fuera de ellas. En varios sentidos la situación se invierte, haciendo de la frágil estructura una presencia simbólica cuyo significado crece junto con el avance de la trama.

Por ejemplo, en lo referido a la psicología de los personajes, desde el comienzo Mitch da muestras de sus propios cautiverios, resultantes de las convenciones de su oficio, y de la estrecha relación con Lydia, su enigmática madre (Jessica Tandy). 

Melanie, por el contrario, ha crecido sin cuidado maternal y manifiesta estar cansada de las consecuencias que acarrea su propia libertad. En otras palabras, ella necesita un refugio y parece que a él le sobran las jaulas. 

Icónica imagen de la promoción de la película, con su director.

En su  guion, se trata de una película donde las ausencias suman a los propósitos de la narración. De hecho, la escena del primer beso que corona toda historia romántica, queda apenas sugerida en medio de una secuencia en la que un hallazgo tan impactante como macabro hace que el romance gire hacia el terror.

Como maestro del suspenso, Hitchcock busca la perturbación del público. Por eso, en Los pájaros no solo prescinde del primer beso, sino que también de la explicación de los ataques, del final cerrado y hasta del clásico The End.

Lo mismo sucede con la música incidental, la cual consigue un efecto que vuelve más realista y amenazante el ruido de aleteos, picoteos y graznidos. En contraste, el tratamiento de los silencios resulta tremendamente provechoso para las emociones del público que debe lidiar con más de alguna difícil de soportar.

Y es que, en el fondo, ¿qué escuchamos cuando nos conseguimos callar?

Sus instantes de silencio abren paso a la duda de cuál es el punto de vista, cada vez más subjetivo, de Melanie. Por ejemplo, lo que podría estar pensando, sentada en el patio de la escuela, después de haber conversado con la madre de Mitch. Evidentemente se siente contrariada, con reflexiones que parecen invadirla en bandadas. A sus espaldas, silenciosamente los cuervos se comienzan a acumular. 

Los ataques plumíferos van en aumento, obligando a la joven a encerrarse (como en una jaula) con la familia de Mitch para sobrevivir. 

De esa manera se concreta una inversión que, dicho sea de paso, halló su parangón no hace mucho, en pandemia, cuando supimos de animales ocupando las calles que los humanos dejaron de usar por estar encerrados con el mismo propósito: sobrevivir.

Volviendo a Melanie, y a la dinámica de sus preocupaciones, el ataque de los pájaros sugiere no solo la imagen de la fragilidad humana frente al poderío del medio natural, sino que, además, es la metáfora del enfrentamiento entre su necesidad de refugio con las alertas de su propia intuición. Alertas que, no por casualidad, saltan en medio de un orden que se le muestra complicado, moralista y patriarcal.

¿Serán las jaulas de la civilización nuestra única posibilidad de sobrevivencia? PP

Los pájaros. Dirección: Alfred Hitchcock. Elenco: Tippi Hedren, Rod Taylor, Jessica Tandy, Suzanne Pleshette. Guion: Evan Hunter. Música: Bernard Herrmann. 1963. Universal Pictures. Estados Unidos, 119 minutos.

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