LOS HIPERBÓREOS: NOCTURNO(S) DE CHILE

La nueva película de la dupla León y Cociña fascina por su ambición escénica y su mirada hacia el corazón del Chile totalitario pero se pierde entre su incapacidad de matizar entre sutilezas y extravagancias. Y por la cantidad de caminos e ideas que no tienen destinos concretos. Fue filmada íntegramente en una sala dentro del centro cultural Matucana 100, con acceso al público que pudo vislumbrar el proceso de creación.

La nueva película de la dupla León y Cociña fascina por su ambición escénica y su mirada hacia el corazón del Chile totalitario pero se pierde entre su incapacidad de matizar entre sutilezas y extravagancias.  Y por la cantidad de caminos e ideas que no tienen destinos concretos.

Hace algunos años, Cristóbal León y Joaquín Cociña estaban trabajando en una película junto a la actriz y psicóloga Antonia Giesen. Aquella cinta, grabada en 16mm y en blanco y negro, nunca tuvo la oportunidad de ver la luz ya que fue sustraida del taller donde estaba almacenada, junto a cámaras, equipos y otros objetos de valor. Desde entonces el filme solo vive en la memoria de los cineastas y quienes trabajaron en él. Uno podría pensar que ante tal situación solo quedan dos caminos por seguir: tratar de rehacerlo o dar vuelta la página. León y Cociña, creativos como son, inventaron una tercera vía: hacer una nueva película acerca de la película perdida. Esta película se llama Los hiperbóreos y acaba de ser estrenada en salas nacionales.

Esta instancia es una manera de revivir la película a través de las memorias que quedan de ella” introduce Giessen en los primeros minutos de la cinta en la cual se interpreta a sí misma y donde su labor como protagonista no es solo la de presentar, sino que también el de internarse en la película y perderse en ella, como Alicia, si es que el País de las Maravillas fuera la mente errante de un fascista sin culpas.

Porque entre tanto rebuscar en la memoria, la historia que realmente quiere contar la dupla de cineastas es la de Miguel Serrano (1917-2009), diplomático chileno, filósofo y escritor, simpatizante (y hasta intelectual) del nacionalsocialismo, un personaje de la historia de nuestro país casi tan oscuro como lo es el hecho de que vivió la mayor parte de su vida en paz y hasta con homenajes (recibió el Premio a la Trayectoria de la Universidad Mayor el 2008). Entre las ideas más disparatadas que propuso Serrano están que Hitler era la encarnación de una divinidad hindú y que en realidad no se mató en un búnker en 1945 sino que escapó hacia el Territorio Chileno Antártico.

Todo lo que rodea a Serrano es tan delirante que bien podrían habérselo inventado los directores y por eso no es sorpresa que tomaran elementos de su biografía y los hayan introducido en este universo del mal donde coexisten videojuegos, burocracia y Jaime Guzmán. Es también el juego que proponen, con tanta intertextualidad entre la realidad y lo ficticio. Antonia Giesen es actriz, pero también es psicóloga, y dentro de la película es todas esas cosas, más una policía en búsqueda de una película que existió pero está perdida. Cristóbal León y Joaquín Cociña son directores humanos y dentro de la película son también directores, pero en parte robots y no solo son directores sino que, secretamente, son agentes del nazismo chileno unidos en un complot por revivir a su líder. Ni en sus libros Bolaño se atrevió a tanto.

LA BOCA ABIERTA ANTE LA PROEZA ARTÍSTICA

Cualquier tipo de conversación sobre Los hiperbóreos necesariamente debe mencionar su puesta en escena: filmada íntegramente en una sala dentro del centro cultural Matucana 100, abrieron el proceso al público que pudo vislumbrar el set, las creaciones y las grabaciones de la película, además de participar en charlas relativas a esta. Otro detalle no menor fue la cantidad de artistas que participaron. Es la primera vez que los directores trabajan con un grupo tan grande de personas, ya que en sus obras anteriores (La casa lobo, Los huesos) el equipo había sido muchísimo más reducido, aunque lo suficientemente talentoso como para llamar la atención de directores de la talla de Ari Aster o bandas como The Smile y PJ Harvey.

Lo raro sería que alguien negara las proezas artísticas de Los hiperbóreos, pues el efecto del trabajo de este equipo es instantáneo y los primeros acercamientos a la película hacen que cualquiera quede con la boca abierta. De hecho, tal vez ese es el primer problema, ya que los elementos expuestos son demasiados y su narración muy densa como para entrar en ella de forma amigable, por más que el guión intente hacer concesiones con el espectador a través de la protagonista diciendo “esto no se va a entender”.

Set tras set, animaciones, marionetas (no se había visto títeres tan siniestros desde The Muppet Christmas Carol) 2D, 3D, un mundo real, un mundo virtual, un mundo de fantasía, un mundo de pesadilla, la historia reciente de Chile… La atención que la película da tanto a las sutilezas (la propuesta de que las ideas de Serrano todavía pueden afianzarse hasta en la mente del metalero más simple) como a las extravagancias se pierde al no encontrar matices entre ellas. No coexisten de manera orgánica y sus quiebres se sostienen sobre la base de chistes o sobre explicaciones varias que probablemente tengamos que adjudicar a su tercera guionista, Alejandra Moffat quien, parece, tuvo que llegar poner orden en el libreto.

Los hiperbóreos se presenta ante el público como un laberinto de ideas, uno donde algunos caminos se entrecruzan y otros ni siquiera se tocan; todas son buenas y rescatan el conflicto que persiste en un Chile que trata de mirar hacia delante, al mismo tiempo que sigue atrapado por su pasado. Pero ninguna de estas ideas llega a un destino concreto. Si esto es intencional o no nunca parece quedar demasiado claro y es fácil sentir al final que existe una broma interna entre los miembros del equipo realizador que nunca se dieron la molestia de contar. PP

Los hiperbóreos. 2024. Director: Cristóbal León y Joaquín Cociña. Guion: Cristóbal León, Joaquín Cociña y Alejandra Moffat. Reparto: Antonia Giesen, Francisco Visceral, Jaime Vadell, Marcelo Liápiz, Álvaro Morales. Dirección de fotografía: Natalia Medina. Dirección de arte: Cristóbal León, Joaquín Cociña y Natalia Geisse.Música: Valo Sonoro. Casa productora: Globo Rojo Producciones,  León & Cociña Films. Animación, 71 min. Chile, 2024.

Nota de la Edición: Los hiperbóreos serían los habitantes de un continente paradisíaco ubicado en el Polo Norte. Eran «blancos como lana, con cabellos dorados y la piel como pétalo de rosa», según los describe el Libro de Enoc dice Miguel Serrano, en su texto El ciclo racial chileno donde expone la teoría de que «Chile fue el país sagrado de los gigantes hiperbóreos del Polo Sur«.

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