LO SUSTANCIAL DE LA SUSTANCIA: DOS (NO MÁS) OJOS PARA VERLA
Entrar a la sala, fondo celeste, un huevo siendo inyectado por una jeringa verde y duplicar su yema. Esta secuencia no prepara ni un ápice de la extraña, furiosa y exótica cinta que estamos a punto de presenciar: 141 minutos en los que el espectador deberá decidir si mirar asombrado e inmóvil, o echar un vistazo entre ese pequeño espacio que dejan sus dedos al taparse la cara.