DUNE
He salido de la sala de cine y estoy en mi casa pensando en cómo escribir una crítica acerca de lo que acabo de ver y me hallo en una disyuntiva: ¿la escribo como cineasta o como fan de Dune? ¿Como fan de Villeneuve o fan del storytelling?
He salido de la sala de cine y estoy en mi casa pensando en cómo escribir una crítica acerca de lo que acabo de ver y me hallo en una disyuntiva: ¿la escribo como cineasta o como fan de Dune? ¿Como fan de Villeneuve o fan del storytelling?
Que la realidad termine imitando la ficción (que, después de todo, es una forma creativa de la realidad) no es nada nuevo. Pero eso no evita sorprendernos con el preocupante parecido que una de las más famosas películas de Frank Capra tiene con hechos recientes.
Esta es una película concluida poco antes de la pandemia y que, en circunstancias normales, debería haber llegado a la cartelera. Pero nunca llegó. Y es también un título que la crítica más responsable debió haber exaltado, pero por el cual casi nadie en realidad ha movido un dedo.
Hay temas, motivos y hasta íconos que persisten en la filmografía de Paul Shrader. Uno remite al rigor de crecer en una familia calvinista, que no le permitía ver cine. Tenía 17 años cuando vio por primera vez una película. Otra fijación es su búsqueda de lo “transcendental” mediante una visualidad austera que, junto tributar a Bresson, Dreyer y Ozu, consigue dotar a sus realizaciones de una cierta “vibra rockera” propia del Cine B de explotación. Ambas obsesiones están presentes en su última obra.
A primera vista, podría parecer que Promising young woman es solo una película de venganza y algo de verdad hay en eso. Pero, más allá de esa superficie, es una historia sobre las desigualdades y la violencia que aún vivimos las mujeres. Así, nos hace preguntarnos: frente a la oportunidad, ¿serías el ángel castigador o el del perdón?
En inglés existe un dicho que encierra sabiduría y pragmatismo: “If it’s not broken, don’t fix it”: si no está roto, no lo arregles. Gloria Bell, la versión hecha en Hollywood de Gloria, parece haber sido creada bajo esa máxima.
Pensar que se le puede exigir a un estudio un estilo coherente o una línea ideológica reconocible es una deformación, un error algo naif, una malcrianza derivada –tal vez– de creer que un logotipo pueda ser algo como una escuela artística. Pero aún así, visionando la evidencia pura y dura, Pixar fue hasta Up una promesa de la no fórmula, de la anti escaleta, del arco dramático con meandros, del hacer películas que no trataban sobre temas.
Entre las decenas de nuevas producciones que Netflix estrenó, figuraron tres películas estadounidenses que abordan historias del pasado que –sin haberlo planificado originalmente así–terminaron aportando a la reflexión sobre el presente de ese país, puntualmente en el marco de las agitaciones sociales que se gatillaron a lo largo de Estados Unidos a partir de mayo, con la muerte de George Floyd. Se trata de 5 sangres, El juicio de los 7 de Chicago y Campamento extraordinario.
Los 70 tienen pulsión. Frente a los movimientos rupturistas actuales, el de esos años, con su descontento visceral, contiene verdades que hoy se echan de menos. Los 70 vibran en títulos tan dispares como Goodfellas, de Scorsese; como Mystic River, de Eastwood; como Zodiac, de David Fincher; como Ted Bundy, durmiendo con el enemigo, de Joe Berlinguer, o como Guasón, de Todd Phillips, por dar ejemplos harto menores, si bien más recientes.